Un periodista húngaro recuerda los primeros días tras el genocidio de Joyalí
Budapest, 23 de febrero, AZERTAC
Hace 31 años, Attila Csarnai, corresponsal del periódico húngaro Népszava [Voice of the People], visitó Bakú y Aghdam, donde se reunió con los supervivientes del genocidio de Joyalí. En su conversación con el corresponsal de AZERTAC el periodista recuerda aquellos días a través del prisma de los años pasados y confiesa que todo lo que vio fue una pequeña parte de la tragedia a gran escala.
"A finales de febrero de 1992, Karoi Radi y Svetlana Abdullayeva, un matrimonio, llamaron a la redacción de nuestro periódico. Hablaron de un crimen atroz cometido por combatientes armenios y pidieron al director que enviara un periodista a la región. A mí me enviaron entonces a Azerbaiyán, aunque no sabía mucho del país", cuenta.
Attila Csarnai recuerda que los hospitales de Bakú estaban llenos de supervivientes de Joyalí. A muchos de ellos les habían cortado las orejas, la nariz. También había pacientes con quemaduras, marcas de los lanzallamas. Muchos de los ingresados deliraban, incapaces de darse cuenta de que ya estaban a salvo. Las pesadillas nunca les abandonaron.
"No puedo olvidar a una niña, delante de la cual mataron a sus padres. No paraba de llamarlos, aunque recordaba perfectamente que les habían disparado. También había una mujer en el hospital que se dirigía a Aghdam para escapar. Ella y sus hijos tuvieron que esconderse en un montón de nieve en el bosque, pero los armenios, al oír llorar a los niños, abrieron fuego con una ametralladora de tanque. Ese día esta mujer perdió a sus dos hijos", cuenta el periodista.
En Aghdam, adonde también fue Csarnai, la situación era aún más opresiva. Según él, había funerales por todas partes; la morgue estaba llena de cadáveres de los asesinados. Los heridos eran enviados a Bakú porque el hospital local no podía hacer frente a la afluencia de pacientes. Había escasez de medicamentos y anestésicos, y tuvieron que operar con alcohol etéreo.
Lo peor es que las tumbas de muchas víctimas del genocidio que fueron asesinadas en Joyalí y posteriormente enterradas en Aghdam, también se perdieron más tarde, ya que Aghdam también fue ocupada por Armenia y destruida, dijo un periodista húngaro, refiriéndose a las memorias de Saria Muslim gizi, superviviente de Joyalí.
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