Bakú, 18 de noviembre, AZERTAC

Cuando se viaja a otro país, lo primero que se hace probablemente es reservar el vuelo. Sin embargo, en un puñado de países no podrá volar directamente.
La Ciudad del Vaticano, un área de 109 acres enclavada en medio de Roma, no tiene su propio aeropuerto, pero los visitantes pueden llegar fácilmente a través de la capital italiana. Del mismo modo, San Marino también está rodeado por tierras italianas. El quinto país más pequeño del mundo tiene poco más de 33.000 habitantes y se encuentra a sólo nueve millas del aeropuerto internacional Federico Fellini de Rimini (Italia).
Para visitar Mónaco -el segundo país más pequeño del mundo, justo por detrás del Vaticano- hay que pasar por el aeropuerto internacional de Niza-Costa Azul, en Francia, que está a sólo 25 minutos en coche de Mónaco, que sólo tiene 38.500 habitantes.
Curiosamente, el tercer y el cuarto país más pequeño, Nauru y Tuvalu, respectivamente, tienen sus propios aeropuertos; el quinto y el sexto, no. Ya hemos mencionado San Marino, y para llegar a Liechtenstein hay que pasar por el aeropuerto suizo de St. Gallen-Altenrhein, a 24 millas de la capital.
Tampoco hay suerte si se trata de volar a Andorra, que sólo requiere un viaje de 25 millas para llegar de un extremo a otro del país. Al estar situada en un valle de la cordillera de los Pirineos, sería difícil construir una pista de aterrizaje para el aeropuerto, por lo que los visitantes pueden llegar a través de España o Francia. La opción más cercana a la capital andorrana es el aeropuerto de Girona-Costa Brava, en España.