×
A
A
A
Ajustes

Goygól y Maralgól - regalos del monte Kapaz

Bakú, 16 de enero, AZERTAC

En Azerbaiyán, hay muchos lagos bonitos. Casi todas las regiones tienen su «perla». Los más famosos se encuentran en el oeste del país, cerca de la ciudad de Ganjá - Goygól y Maralgól. Durante mucho tiempo para los turistas fue una misión imposible llegar aquí, pero hoy el acceso a los lugares más hermosos está abierto. Detrás de Ganjá comienza la región de Goygól. El paisaje cambia: el camino sube cada vez más alto, cada vez más difícil apartar la vista de los paisajes que se alternan. Las colinas son de increíble belleza - el verde brillante en verano y el color canela - en invierno. Detrás de ellas, escondidas tras las nieblas, se encuentran las estribaciones del Monte Kapaz.
El paisaje se parece a la columna vertebral de un animal fantástico que aparece en medio de los habituales picos nevados. Parece que tiene una de sus vértebras rota, lo cual no está lejos de la verdad. El 30 de septiembre de 1139, todo el territorio de Ganjá fue sacudido por uno de los terremotos más devastadores de la historia de la humanidad. El terremoto de magnitud 11 puntos arrasó todos los asentamientos circundantes, se cobró la vida de 230 mil personas y “barrió” las montañas, partiendo en dos la cima de Kapaz. Las enormes rocas, cayendo desde una altura de 3000 metros, bloquearon en varios lugares el río Agsú que fluye en el valle. Pasó muy poco tiempo. Para “justificar” el daño causado, la naturaleza creó aquí una veintena de hermosos lagos. El más grande y más visitado de ellos fue el lago Goygól, denominado así por el increíble color azul de sus aguas. Para ver su verdadero color, es necesario hacerlo desde una altura, la niebla a menudo cuelga de las orillas del lago, dotando a las aguas de tonos plateados esmeralda. No solo las personas, sino los animales vienen a admirar las aguas cristalinas de Goygól que refleja montañas boscosas y árboles gigantes locales. Los ciervos que viven a lo largo de las orillas suelen acudir al abrevadero. Es difícil verlos. Son tímidos, porque todavía recordarían los bombardeos de artillería desde la cresta del Murovdág. La guerra, en el sentido literal, estaba a la vuelta de la esquina, muy cerca de Karabaj. La increíble belleza y armonía de estos lugares resuenan con los recuerdos de tiempos difíciles, cautivando pensamientos con la contemplación del próximo carpe o haya, en cuyas raíces, a través de los matorrales de moras, se abren flores azules como un lago. Aquí hay muchas flores diferentes, desde las más simples de campo hasta las más exóticas como el ginseng y las orquídeas. En invierno, en el césped calentado por el sol, florece el azafrán silvestre. Lamentablemente tienes .que admirar de prisa todo este idilio. hay mucha gente que quiere ver Goygól. El verano es ruidoso, la temporada se abre en mayo y se cierra en octubre. Han sido creadas todas las condiciones para los visitantes. Aquí se puede llegar tanto en autobús, desde Ganjá, como en transporte privado. En la entrada, debe comprar un billete y luego usar autos eléctricos o caminar hasta el lago, respirando el aire más puro de la montaña.
Durante la temporada, funcionan un estacionamiento, un restaurante con vistas al lago Goygól, una cafetería junto al lago, los puestos con souvenirs y bocadillos, así como áreas de picnic donde puedes comer kutab y beber té de samovar. Está prohibido caminar por las orillas del lago, pero se puede admirar el panorama desde una plataforma especialmente habilitada o desde un pequeño muelle. Los cisnes siempre acuden a estos sitios con la esperanza de conseguir algo sabroso. A veces, en la superficie del agua, se ven truchas que se encuentran aquí en abundancia. Por hermoso que sea Goygól, vale la pena visitar el lago Maralgól para disfrutar de la naturaleza y caminar a lo largo de la costa. Los autobuses van desde Goygól hasta allí, pero también se puede venir caminando a pie. El camino va cuesta arriba. Hacer siete kilómetros será fácil cuando hace fresco, en caso contrario es mejor usar el transporte. Desde el estacionamiento hasta el lago hay otra pequeña prueba: una escalera de trescientos escalones.
La subida que parece difícil, de hecho, no lo es. Los grandes tramos te permiten detenerte, respirar y admirar el bosque circundante. A menudo, en los escalones, se ven rastros del oso pardo que vive aquí. No esperes encontrarte con él: a los osos, como a otros animales salvajes de los Parques Nacionales, no les gusta cruzarse con la gente. Muy raramente, solo los cazadores ven a los habitantes locales, y luego, básicamente, son pequeños depredadores como un lobo, un chacal o un jabalí. Una vez superados los escalones, por fin puedes ver Maralgól y disfrutar del fabuloso paisaje que se abre ante tus ojos. El pequeño lago se encuentra a una altitud de 1900 metros, 400 metros más alto que Goygól. Por ser un lugar menos poblado, es ideal para la meditación y la conexión con la naturaleza. No puedes decidir espontáneamente a donde ir: a la derecha para ver una piedra colgada sobre el agua, o a la izquierda - para ver un pintoresco obstáculo.
Desde aquí parece que Kapaz está muy cerca, se ve claramente su cresta rota. Casi mil años después del aquel fatal terremoto, esta montaña no asusta, sino que deleita tanto con su apariencia como con lo que ha creado. Los lagos azules de Goygól y Maralgól son un auténtico regalo de la naturaleza. Merece la pena visitarlos y apreciar. Las orillas de Maralgól son una oda a la belleza: en la colina, por un lado, hay un bosque denso y, por el otro, árboles solitarios, viejos, cuyas ramas se inclinan hacia el lago. Los grandes escaramujos crecen en los arbustos; el tomillo y la menta se cruzan continuamente bajo los pies. Puedes coleccionarlos y hacer un excelente té en casa. El agua del lago potable es apreciada por su composición mineral. Aquí, como en Goygól, hay una gran cantidad de truchas. Los alevines se lanzan regularmente aquí para actualizar la población. Además, se trata de una reserva por lo que la tarea principal es preservar la biodiversidad natural. En la misma orilla, puedes observar durante horas el fondo del lago. ¡Hay un verdadero jardín debajo del agua, una vista asombrosa e impresionante! Ahora en aguas azules, una variedad de plantas se balancea como si estuviera bailando. En otoño, las hojas caídas cubren las orillas con una alfombra suave. La roca en el fondo del lago nos recuerda que en estos parajes los dueños son las montañas, son ellas las que forman el paisaje y crean toda esta belleza.
Desde aquí parece que Kapaz está muy cerca, se ve claramente su cresta rota. Tras pasar casi mil años desde aquel fatal terremoto, esta montaña no asusta, sino que deleita tanto con su apariencia como con su creación. Los lagos azules de Goygól y Maralgól son un auténtico regalo de la naturaleza que merecen la pena de ser visitados y contemplados.
AZERTAC proporciona esta información con referencia al material de la revista IRS.

 

CULTURA 2024-01-16 18:44:00