Bakú, 24 de octubre, AZERTAC

Bobi, el perro más viejo del mundo registrado, murió en Portugal este fin de semana, informa AZERTAC según el Libro Guinness de los Récords.
Tenía 31 años y 165 días y falleció rodeado de su familia en el pueblo de Conqueiros, donde vivía desde 1992.
Su dueño, Leonel Costa, explicó que estaba siendo tratado por "problemas internos", pero que no sobrevivió.
"Fue una dura lucha y sólo un guerrero como él podría haber durado tanto", declaró su dueño, Leonel Costa, a la cadena portuguesa SIC Noticias.
A pesar de que el perro había vivido más que ningún otro, su muerte fue una pérdida desgarradora para la familia.
"Lo que nos queda son los mejores recuerdos de una larga vida en la que fue feliz e hizo feliz a mucha gente, sobre todo a su familia, que ahora siente que uno de los pilares de su vida se ha derrumbado", afirmó Costa.
La Dra. Karen Becker, una veterinaria que lo conoció varias veces, se mostró de acuerdo, publicando en Facebook: "A pesar de sobrevivir a todos los perros de la historia, sus 11.478 días en la tierra nunca serían suficientes, para los que le querían".
Recordó que su secreto para la longevidad consistía en "una buena alimentación, contacto constante con la naturaleza, libertad para descubrir su entorno, cuidados veterinarios constantes y amor".
La historia de Bobi también fue una historia de pura suerte.
El Libro Guinness de los Récords relata cómo el perro formaba parte de una camada no deseada que iba a ser exterminada. Sin embargo, fue abandonado accidentalmente cuando se llevaron a sus hermanos. Los niños de la familia, entre ellos Leonel Costa, de ocho años, se dieron cuenta de que estaba olvidado y lo escondieron para que sus padres no pudieran encontrarlo.
Cuando los padres descubrieron que los niños habían escondido a Bobi, ya era demasiado tarde para sacrificarlo, así que lo acogieron a regañadientes como mascota.
"Gritaron mucho y nos castigaron, pero mereció la pena, ¡y por una buena razón!". declaró Costa al Libro Guinness de los Récords.
Costa añadió que a Bobi nunca le pusieron cadena ni correa y que siempre vagó libremente por la zona. Cuando el perro tuvo menos movilidad, se quedó más cerca de casa, socializando con sus amigos felinos.
Costa también dijo que sólo comía comida humana que se remojaba en agua para quitarle el condimento. "Lo que comíamos nosotros, lo comían ellos también", señaló.
Bobi también tenía una buena genética. Su madre vivió hasta los 18 años y un hermano murió a los 22. Bobi era un Rafeiro do Alentejo, una raza portuguesa que suele vivir entre 12 y 14 años.
El anterior perro más viejo del que se tiene constancia fue Bluey, de Australia, que murió en 1939 a la edad de 29 años y cinco meses.
El nuevo perro vivo más viejo aún no ha sido revelado.