Bakú, 16 de octubre, AZERTAC
Los australianos han rechazado rotundamente una propuesta para reconocer a los aborígenes en la Constitución del país y crear un organismo que asesore al Parlamento sobre cuestiones indígenas.
El referéndum del sábado sobre la voz en el Parlamento fracasó, y la derrota quedó clara poco después del cierre de las urnas. Para triunfar, la campaña por el "sí" -que abogaba por la voz- necesitaba asegurarse una doble mayoría, es decir, tanto la mayoría de los votos a nivel nacional como la mayoría en cuatro de los seis estados australianos.
La derrota será vista por los defensores de los indígenas como un golpe a lo que ha sido una dura lucha por avanzar en la reconciliación y el reconocimiento en la Australia moderna, en la que los habitantes de las Primeras Naciones siguen sufriendo discriminación y peores resultados sanitarios y económicos.
Más de 17 millones de australianos se inscribieron para el voto obligatorio, y muchos de ellos visitaron embajadas de todo el mundo en las semanas previas a la votación del sábado. El primer ministro, Anthony Albanese, pidió a los australianos que mostraran "amabilidad" unos con otros tras el referéndum.
"No somos votantes del sí o del no. Todos somos australianos. Y es como australianos juntos, que debemos llevar a nuestro país más allá de este debate sin olvidar por qué lo tuvimos en primer lugar."
La votación tuvo lugar 235 años después de la colonización británica, 61 años después de que los aborígenes australianos obtuvieran el derecho al voto y 15 años después de una histórica disculpa del primer ministro por los daños causados por décadas de políticas gubernamentales, entre ellas la separación forzosa de los niños de las familias indígenas. "Este momento de desacuerdo no nos define. Y no nos dividirá", declaró.
El referéndum había sido una promesa clave que el Partido Laborista llevó a las elecciones federales de 2022, cuando regresó al poder tras años de gobierno conservador.
El apoyo a la voz al Parlamento había sido fuerte en los primeros meses de 2023, según mostraron las encuestas, pero posteriormente comenzó un lento y constante declive.
Todas las encuestas principales habían pronosticado que la campaña del no tendría éxito y que la voz sería rechazada. La semana anterior a la votación, el apoyo nacional a la voz rondaba el 40%, y la cobertura de la campaña se vio eclipsada por el estallido de la guerra en Oriente Próximo en los cruciales últimos días.
El concepto del órgano consultivo, que habría incluido representantes indígenas de cada uno de los seis estados y dos territorios de Australia votados por sus electores indígenas locales, fue desarrollado y respaldado por líderes aborígenes e isleños del Estrecho de Torres en 2017. La mayoría de los votantes indígenas apoyaron la propuesta, según las encuestas.
Albanese quería poner fin a dos siglos de silencio, pero dijimos que no... y le fallamos a nuestro pueblo de las Primeras Naciones.
Estaba previsto que proporcionara al gobierno de Australia asesoramiento no vinculante sobre cuestiones que afectan a alrededor del 4% de la población que se identifica como indígena.
La esperanza de vida de los australianos indígenas es ocho años inferior a la de los australianos no indígenas, la tasa de suicidios duplica la media nacional y los resultados en materia de salud, educación y mortalidad infantil son comparativamente peores.
Aunque este órgano consultivo podría haberse creado por ley, la propuesta se diseñó para consagrar su existencia en la Constitución, de modo que no pudiera ser suprimido por futuros gobiernos.
La pregunta del referéndum, para enmendar la constitución australiana con el fin de reconocer a los primeros pueblos de Australia estableciendo la voz de los aborígenes e isleños del Estrecho de Torres en el parlamento, era deliberadamente vaga. Se consideró que el fracaso del anterior referéndum celebrado en Australia en 1999 -para convertirse en una república y reconocer la propiedad indígena- se debió a que presentó un modelo específico a los votantes.
El aspecto y el funcionamiento exactos del órgano consultivo de la voz sólo se determinarían una vez que el concepto hubiera obtenido la aprobación.
La oposición a la voz aprovechó esta ambigüedad y adoptó el eslogan de campaña "si no lo sabes, vota no".
Pero las razones de la caída del apoyo eran amplias.
Albanese y sus ministros eran rostros destacados del movimiento por el sí, y aunque los laboristas no lideraron la campaña, la atención del gobierno al referéndum se vio junto a su gestión de otros asuntos nacionales.
Las acusaciones de haber defendido el voto afirmativo sin ofrecer mejoras tangibles a los ciudadanos que se enfrentaban a la presión del coste de la vida y a la crisis de la vivienda perjudicaron a los partidarios del sí.
Mientras tanto, el Partido Liberal, en la oposición, apoyó formalmente el voto negativo, y altos cargos indígenas se pronunciaron en contra de la voz.
Rechazar la voz demuestra que Australia sigue negando la realidad, que su historia de olvido es un mal latente.
Los argumentos en contra de la propuesta incluían que no era necesario un órgano representativo de este tipo, que introducía la raza en la Constitución y que la voz dividiría a la nación.
También se opusieron la extrema izquierda de la política progresista y una minoría de activistas indígenas de base, que rechazaban la voz y pedían medidas de reconciliación más significativas, como un tratado con los aborígenes australianos.
Los defensores de los indígenas de ambos lados del debate denunciaron haber recibido un aumento de insultos racistas y destacadas personalidades aborígenes de los medios de comunicación australianos también se quejaron de la naturaleza tóxica del debate y del vitriolo en línea.