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YARAT presenta la exposición colectiva "La séptima soledad"

Bakú, 5 de junio, AZERTAC

YARAT presenta la exposición "El cielo puede esperar" de la famosa artista azerbaiyana Aida Mahmudova y la exposición colectiva "La séptima soledad" de artistas azerbaiyanos, informa AZERTAC. La exposición se inaugurará el 8 de junio a las 19.00 horas en el Centro de Arte Contemporáneo YARAT. Las exposiciones permanecerán abiertas hasta el 22 de octubre.
En nuestros intentos por comprender las leyes del universo, recurrimos inevitablemente al arte y a las ciencias sociales. A pesar de la universalidad de los valores que encierra el arte, no debemos olvidar que nuestro contexto literario y visual es siempre local.
La realidad en la que uno es capaz de conocerse verdaderamente en profundidad es la realidad artística, que nos abre a una realidad universal. A través del arte, Aida Mahmudova nos transporta a un determinado paisaje imaginario y a otra realidad que ha creado, liberándonos así de una sensación de claustrofobia y aislamiento.
Aunque la realidad del paisaje creado por la artista en la exposición El cielo puede esperar pueda parecer a primera vista muy personal y difícil de entender, a través de ella la artista explora la patología del individuo. Por un lado, la vida se nos presenta en toda su precisión anatómica y en algunos casos se convierte en algo más que un paisaje concreto. Por otro lado, el intento de separar la vida del paisaje conduce inevitablemente a la alienación, porque nuestra vida, la historia del individuo y la historia de su existencia en sociedad, tiene lugar en el contexto de un paisaje concreto, en el contexto de una geografía y unos lugares que resuenan en nuestra memoria.
El autor sostiene que la geografía del lugar es uno de los parámetros más significativos para evaluar la civilización, y comprender este hecho facilita la comunicación entre las personas dentro de una geografía concreta. Los dos grandes lienzos del centro de la exposición nos hablan de la geografía, de su diversidad e importancia, llamando la atención sobre sus lados bellos y aterradores. Estos lienzos, que simbolizan el principio y el fin, nos hablan del pasado y del futuro.
En muchos sentidos, los cuadros reflejan la estructura fragmentada de nuestra época y marcan el regreso del ser humano a su punto de partida al final del ciclo natural: nacimiento, vida, muerte. La artista pinta su imagen del mundo explorando la humanidad, transmitiendo así nuestra experiencia colectiva a través de lo personal. Aida Mahmudova nos recuerda una vez más que el arte tiene el poder de afectar a nuestras mentes, sentimientos, recuerdos y, en última instancia, a nuestras almas.
Las formas concretas, que llevan las huellas de su propio cuerpo, y los volúmenes que estas formas ocupan en el espacio, la artista los utiliza para revelar el tema de nuestra existencia en el mundo. Los lienzos que cuelgan del techo y las obras en relieve nos hablan de esperanza. En estos paisajes podemos ver nuestros recuerdos y vislumbrar el futuro. La artista cree que a través del arte podemos luchar contra los males materiales y espirituales, transmitiendo los ideales del pasado, el presente y el futuro.
Aida Mahmudova revela el significado universal y el poder del arte despertando recuerdos e historias personales en cada espectador.
El arte ya no se limita a describir, medir o analizar la realidad existente. Aida Mahmudova cree que la geografía y la memoria humana son demasiado abstractas para la representación naturalista. La obra de la autora demuestra que el arte contribuye a renovar el mundo, al tiempo que muestra la naturaleza introvertida e inestable del tiempo y el espacio en el que existimos hoy en día.
Por este motivo, el mundo se representa con una composición abierta en los bordes de los lienzos. La obra de la artista ofrece al espectador la oportunidad de vivir nuevas experiencias; aboga por una mayor apertura y creatividad, y por la eliminación de las barreras al significado.
Con su acto audaz e innovador, Aida Mahmudova nos demuestra que la humanidad es capaz de superar los límites físicos y conceptuales con las habilidades y herramientas adecuadas. Sin aprender a superar estas fronteras, no podremos llegar a una geografía humanista. Una mirada atenta a la obra de la artista nos dirá adónde ir y cómo atrevernos a dar el importante paso.
La exposición colectiva de artistas azerbaiyanos “La séptima soledad” reúne obras encargadas por YARAT, así como trabajos recientes de Huseyin Hagverdiyev, Tarlan Gorchu, Orkhan Huseynov, Ramal Kazim, Novruz Mamedov, Faraj Rakhmanov, Eltaj Zeynalov, Ismayil Safarali y Nadir Eminov.
La exposición, basada en la noción secreta de la "séptima soledad" planteada en los tratados filosóficos de F. Nietzsche, intenta reunir en un contexto social valores contemporáneos fundamentales como la lejanía/alienación, el ser y el eterno retorno a uno mismo.
A pesar del enorme número de personas en nuestra vida moderna de alta velocidad, el estrecho contacto entre ellas no aumenta la posibilidad de comunicación. La "producción transportadora" de estereotipos socio-psicológicos, gustos, evaluaciones, formas de comportamiento y percepción, destruyendo el carácter distintivo individual, conduce en realidad a una doble personalidad. Sin duda, en la sociedad moderna alcanzar la "séptima soledad", convertirse en ermitaño, también está ligado a un determinado contexto social. En este sentido, la soledad condiciona no tanto la alienación física como la espiritual de la sociedad. En este contexto, la búsqueda de la "séptima soledad" secreta por parte de individuos que han optado conscientemente por la soledad es el principal leitmotiv de la exposición.
La exposición cuenta la historia de un estado llamado "la séptima soledad", más completo que la manifestación primaria del fenómeno de la "soledad" y que ha sufrido múltiples metamorfosis. Este estado está vinculado a las nociones de libertad, el Camino que conduce al "yo" y el ser como elección consciente. La exposición, que ha trazado la soledad como eje principal, destacando las experiencias y observaciones individuales/personales que conducen a lo sobrehumano, también se centra en momentos que se han convertido en constitutivos del Camino: la libertad, los sistemas de valores, las metas y esperanzas, la verdad y el poder, la obediencia, los instintos, etc. Esta soledad revela la pertenencia personal a cualquier cosa, llamando la atención del espectador sobre su superioridad respecto a otros ámbitos sociales. La exposición está comisariada por Farah Alakbarli.

CULTURA 2023-06-05 19:35:00