Bakú, 13 de enero, AZERTAC

Cuando los edificios han cumplido su función y sus habitantes se han marchado, ¿en qué se convierten? A veces se rediseñan o se demuelen, pero otras se dejan a merced de los estragos de la naturaleza.
En todo el mundo hay inquietantes lugares abandonados como éste.
Pueden haber sido abandonados debido a cambios políticos o al colapso económico. También es posible que sus propietarios los hayan abandonado. Pero la mayoría de estos lugares tienen algo en común. Le presentamos 5 de los edificios abandonados favoritos del mundo, con sus insólitas historias.

Iglesia de San Juan Parangaricutiro, México

La iglesia de San Juan Parangaricutiro es todo lo que queda de dos pueblos mexicanos que fueron destruidos por el volcán Paricutín en la década de 1940. Tras emerger de un maizal en 1943, entró en erupción y cubrió lentamente la región circundante de lava y ceniza durante los ocho años siguientes. La lava acabó por sumergir la mitad de la iglesia, de la que sólo quedaron en pie el altar y la torre.

Los fuertes marinos de Maunsell en Inglaterra

Estos invasores alienígenas en medio del estuario del Támesis son los Fuertes del Ejército de Maunsell, parte de una red defensiva de torres antiaéreas construidas durante la Segunda Guerra Mundial. Cada fuerte consta de siete edificios sobre pilotes centrados en una torre de mando principal. Todos fueron desmantelados en la década de 1960, y ahora sólo quedan dos grupos de fuertes: Redsands y Shivering Sands.

Presidio Modelo en Cuba

Una serie de cinco prisiones abandonadas en Cuba, construidas entre 1926 y 1928 bajo el mandato del presidente Gerardo Machado y abandonadas desde 1966. Cada edificio, de estilo panóptico, consta de un círculo de celdas alrededor de una torre de vigilancia central que se oscurecía para que los presos no pudieran saber si estaban siendo observados. Fidel y Raúl Castro estuvieron encarcelados en este lugar en la década de 1950.

Estación Internacional de Canfranc (España)

La estación de Canfranc, de estilo art nouveau, fue en su día la mayor estación de ferrocarril de Europa y la pieza central de una importante línea ferroviaria que conectaba Francia y España. Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, sirvió brevemente como vía de escape para los judíos que huían, pero pronto fue ocupada por los nazis. El oro robado a los judíos franceses se canalizó a través de esta ruta, y varios criminales de guerra nazis también huyeron por aquí después de la guerra. En 1970, un accidente ferroviario provocó el abandono casi total de la estación. Sin embargo, bajo el edificio principal, físicos españoles siguen dirigiendo el Laboratorio Subterráneo de Canfranc.

Castillo de Bannerman, cerca de Nueva York

El letrero en el lateral del castillo ("Bannerman's Island Arsenal") ofrece más de una pista sobre la extraña historia de estas ruinas. El complejo del castillo de Bannerman, situado a unos 80 km al norte de Nueva York, en la isla de Pollepel, a orillas del río Hudson, se construyó inicialmente en 1900 como almacén del comerciante de municiones Francis Bannerman. Un año más tarde, la familia Bannerman añadió la coronación del castillo de estilo finca escocesa. En 1920, unas 200 libras de proyectiles explotaron, destruyendo una enorme sección del complejo, mientras que un incendio en los años 60 también contribuyó a la ruina. Hoy en día es habitual ver grupos de turistas, y con razón.