Bakú, 7 de diciembre, AZERTAC

Los suelos proporcionan más del 95% de los alimentos, así como agua potable. Pero cada año la tierra es menos fértil. Hasta la fecha, el 33% de los suelos del planeta se han degradado.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lo declaró con motivo del Día Mundial del Suelo, el 5 de diciembre, informa AZERTAC.
Los expertos de la FAO señalan que una de las principales consecuencias de la degradación de la tierra es la pérdida de sus nutrientes. El suelo, un medio formado por organismos, minerales y componentes orgánicos, proporciona alimento a humanos y animales. Un pequeño trozo de suelo contiene más organismos vivos que personas hay en la Tierra. Para que el suelo esté sano, debe recibir nutrientes equilibrados y variados en cantidades adecuadas.
Pero con cada nueva cosecha, los sistemas agrícolas se agotan. Sin una gestión sostenible adecuada de la tierra, su fertilidad se pierde gradualmente. Como resultado, las frutas y verduras que consumimos también carecen de los nutrientes que necesitamos.
Los niveles de vitaminas y nutrientes en los alimentos han caído en picado en los últimos 70 años. En la actualidad, dos mil millones de personas en todo el mundo sufren carencias de micronutrientes, conocidas como hambre oculta porque son difíciles de detectar.
El Día Mundial del Suelo 2022 y la campaña El suelo: donde empiezan los alimentos pretenden concienciar sobre la importancia de mantener sanos los ecosistemas y el bienestar humano.
La FAO afirma que la producción agrícola debe aumentar un 60% de aquí a 2050 para satisfacer la demanda mundial de alimentos. Este objetivo es alcanzable, pero para lograrlo hay que poner en marcha una gestión sostenible del suelo.
Hasta la fecha, el 33% del suelo mundial se ha degradado por la erosión, la impermeabilización, la lixiviación de la materia orgánica, la acidificación, la contaminación y otros procesos negativos. En algunos casos, la erosión del suelo se produce de forma natural en todos los climas y continentes. Pero predominantemente está causada por actividades humanas como la agricultura intensiva y la deforestación.