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António Guterres: “La crisis climática es una llamada de atención para la humanidad”

Bakú, 29 de octubre, AZERTAC

Los líderes mundiales se pondrán pronto a prueba en la conferencia de la ONU sobre el clima, conocida como COP26, en Glasgow.
Sus acciones -o su inacción- mostrarán la seriedad con la que están decididos a prestar atención a esta emergencia planetaria.
AZERTAC informa que así lo subrayó el secretario general de la ONU, António Guterres, en un artículo titulado "Prueba del clima en Glasgow". El secretario general cree que las señales de peligro son difíciles de pasar por alto: las temperaturas están aumentando en todas partes hasta alcanzar nuevos máximos históricos, la biodiversidad se está destruyendo a un ritmo sin precedentes, los océanos se están calentando, acidificando y asfixiando por los residuos plásticos. A finales de siglo, el aumento de las temperaturas convertirá vastas zonas de nuestro planeta en "zonas muertas" para los seres humanos.
António Guterres recuerda que la autorizada revista médica The Lancet calificó el cambio climático como "el determinante de la salud humana" para los próximos años: la crisis resultante se caracterizará por el hambre generalizada, las enfermedades respiratorias, las catástrofes devastadoras y los brotes de enfermedades infecciosas que podrían ser incluso peores que el COVID-19. "Mientras estas campanas de alarma suenan con creciente desesperación, vemos en los últimos informes de la ONU cada vez más pruebas de que las acciones de los gobiernos hasta la fecha simplemente no están respondiendo a los urgentes desafíos a los que se enfrenta la humanidad."
El artículo del secretario general continúa diciendo: "Las nuevas medidas anunciadas recientemente para luchar contra el cambio climático son bienvenidas y fundamentales, pero nuestro mundo sigue dirigiéndose con paso firme hacia un aumento catastrófico de la temperatura global de más de 2 grados centígrados.
Esto está muy lejos del objetivo del Acuerdo de París de que la temperatura no aumente más de 1,5 grados centígrados, un objetivo que los científicos creen que es la única manera de avanzar. Y ese objetivo está al alcance de la mano. Si logramos reducir las emisiones globales durante esta década en un 45% respecto a 2010. Si conseguimos que las emisiones globales sean nulas en 2050. Y si los líderes mundiales establecen en Glasgow objetivos audaces, ambiciosos y creíbles para 2030 y las nuevas estrategias concretas necesarias para revertir esta catástrofe.
Los líderes del G20 deben ser los primeros en conseguir resultados en este ámbito. El tiempo de las sutilezas diplomáticas ha terminado. A menos que los gobiernos -especialmente los del G20- den un paso al frente y tomen la iniciativa, la humanidad sufrirá mucho. Para ello, todos los países deben darse cuenta de que el antiguo modelo de desarrollo basado en los hidrocarburos es una sentencia de muerte para sus economías y para nuestro planeta.
La descarbonización es necesaria ahora, en todos los sectores y en todas las naciones. Tenemos que reorientar las subvenciones a los combustibles fósiles hacia las fuentes de energía renovables e imponer impuestos a la contaminación en lugar de cobrar por ella. Debemos poner un precio a las emisiones de dióxido de carbono y utilizar los ingresos para crear infraestructuras y empleos verdes.
También debemos eliminar el uso del carbón, para 2030 en los países de la OCDE y para 2040 en el resto de países. Un número creciente de gobiernos se está comprometiendo a dejar de financiar la industria del carbón, y las instituciones financieras privadas deben seguir su ejemplo urgentemente.
Los ciudadanos esperan, con razón, que sus gobiernos sean líderes. Pero preservar nuestro futuro común es responsabilidad de todos. Las empresas deben reducir su impacto en el clima y adecuar sus operaciones y flujos financieros de forma plena y efectiva al objetivo de cero emisiones. Basta de excusas, basta de publicidad "verde".
Los inversores -públicos y privados- deben hacer lo mismo. Deberían unirse a líderes como los miembros de la Alianza de Propietarios de Activos Netos Cero y el Fondo de Pensiones de la ONU, que ha cumplido sus objetivos de inversión para 2021 para ayudar a reducir las emisiones de carbono antes de lo previsto y ha superado sus objetivos, reduciendo la inversión no deseada en un 32% este año.
Los ciudadanos de todos los países deben tomar decisiones más inteligentes y responsables sobre lo que comen, cómo viajan y qué compran. Y los jóvenes -y los activistas del clima- deben seguir haciendo su parte: exigir a sus líderes que actúen y exigirles responsabilidades.
Es necesaria la solidaridad mundial a todos los niveles para ayudar a todos los países a realizar esta transición. Los países en desarrollo se enfrentan a una crisis de deuda y liquidez. Necesitan apoyo.
Los bancos de desarrollo nacionales y multilaterales deben aumentar significativamente el tamaño de sus carteras de inversión en el clima e intensificar sus esfuerzos para ayudar a los países en la transición hacia una economía sostenible y sin emisiones. Los países desarrollados deben cumplir urgentemente sus compromisos de destinar al menos 100 mil millones de dólares anuales a la financiación del clima para los países en desarrollo.
Los donantes y los bancos multilaterales de desarrollo deben destinar al menos la mitad de su financiación climática a medidas de adaptación y resiliencia.
Las Naciones Unidas se fundaron hace 76 años para crear un consenso que permitiera hacer frente a las mayores amenazas del mundo. Pero pocas veces nos hemos enfrentado a una crisis como ésta, una verdadera crisis existencial que, si no se aborda adecuadamente, no sólo nos amenaza a nosotros, sino también a las generaciones futuras.
Sólo hay una manera de avanzar. Un futuro en el que la temperatura no suba más de 1,5 grados es el único viable para la humanidad. Los dirigentes de Glasgow deben ponerse serios antes de que sea demasiado tarde”.

 

ECOLOGÍA 2021-10-29 17:22:00